jueves, 28 de junio de 2007

PARIS, JE T´AIME!




Ya de vuelta de París, el sentimiento es una mezcla de satisfacción y nostalgia y la certeza absoluta de que habrá una reencuentro con esta asombrosa ciudad en un futuro, espero que no muy lejano. Todo ser humano debería pasar por París al menos una vez en la vida. Esta ha sido mi tercera vez y creo que nunca tendré bastante. Nuestro recorrido ha sido, una vez más, el más típico: el turístico por excelencia (L´Opéra, Place Vendôme, Place de la Concorde, Toulleries, Louvre, Tour Eiffel, Bateau Mouche, L´Ile de la cité, Notre Dame, Sainte Chapelle, Montmartre, Sacre Coeur, Place du Tertre, ...) En fin, todo aquello que no hay que perderse. La novedad esta vez es que nos hemos "pateado" la ciudad hasta agotarnos. Andar por lo rincones de París te da otra visión más íntima, más familiar, que unida a la de la ciudad grandiosa, da como resultado una panorámica mucho más completa, con más matices, que ya no eres capaz de olvidar. Hemos tenido muchísima suerte con el hotel, que voy a aprovechar para recomendar:


Hôtel Helios Opera, 75 rue de la Victoire (http://www.hotels-emeraude.com/). Se trata de un hotel en el mismo corazón de París, muy bien comunicado, y que nos ha permitido retirarnos a ratitos y "estirar las piernas" para poder seguir nuestra andadura. El precio es asequible, el servicio muy bueno, la decoración, estilo "art decó", muy acertada, y el desayuno abundante y rico.


Por si fuera poco, el domingo por la noche asistimos a nuestro tercer concierto de Il Divo, que parecen superarse día a día. Nos quedamos sin palabras. Sebastien Izambard, que estaba en su casa, se lució como nunca, pero todos estuvieron inefables. Además, da la impresión de que cada vez más intentan, en la medida de lo posible, acercarse al público, que los adora. En esta ocasión, las fans que ocupaban las primeras filas les regalaron, entre otras muchas cosas, unos aros (los de hula-hop de toda la vida), con los que ellos jugaron como críos. Al final, una niña de unos tres años, una francesita rubia que parecía una muñeca, subió al escenario y les entregó un osito de peluche. Ellos la cogieron en brazos y la besaron, ante la mirada tierna y envidiosa de miles de fans que les ovacionaron con un estrepitoso "OOOHHHHHHHH!!!!!!" y les llenaron de aplausos. Para finalizar el concierto, una nube de pétalos rosas, blancos y rojos fueron lanzados desde el pie del escenario, levantando una ola final de romanticismo con la que muchas (doy fe de ello porque estaba rodeada por ellas) lloraron sin consuelo.

Mi desconsuelo, además, era doble, porque pronto íbamos a dejar una ciudad con la que habíamos estado soñando desde hacía meses.

Pero hoy, con algo más de perspectiva, estoy muy satisfecha de haber celebrado una fecha importante de la vida de mi marido, y por lo tanto de la mía, de un modo tan especial. Al final, esas cosas son las que quedan, ¿no?

En fin, qué me queda por decir más que... JE T´AIME, PARIS!




1 comentario:

Anónimo dijo...

Después del viaje a Escocia este ha sido el más bonito y emocionante y ójala tuviera la misma facilidad que tú para escribirte algo bonito y agradecerte el regalo y a la vez también felicitarte... porque sí... hoy es tu cumple.
FELICIDADES!!