Nuestro cuerpo sabe cuando va bien o mal alimentado. Nunca se equivoca. Y siempre nos lo hace saber. A nuestra alma, que es la esencia de nuestro propio ser, le ocurre exactamente lo mismo. Detecta al instante cuando la estamos alimentando, registra todos los sabores, sabe cuando estamos desganados y sufre cuando le hacemos pasar hambre. Hay una corriente de desganados que insisten en proclamar que los sentimientos son cursiladas, cosas de otras épocas, frenos para la libertad. ¡Pobres desnutridos de alma! Quieren ignorar —no saben lo que se pierden— que en cualquier época de la humanidad nada ha movido más a las personas que el amor. Cuando todo se acaba, cuando ya no queda nada a lo que asirnos, si hay amor tenemos la fuerza para seguir, para respirar, para creer, para ser. El amor es el alimento y la energía del alma.
Existen infinidad de recetas para combinar los ingredientes y que siempre lleguen al paladar de forma exquisita. Para empezar: ¿Qué tal si cada familia inventa la suya? Hay especies que potencian los sabores. Aquí van algunas pequeñas pero efectivas sugerencias, que pueden consumir tanto adultos como niños, sin ningún tipo de riesgo. Siempre que puedas, abraza a quien amas. El exceso de abrazos potencia el sabor de la alegría. Aprende a escuchar de verdad. Da besos a cucharadas. Salpimenta a tus seres queridos diciéndoles que les amas. El aporte calórico que recibes es directamente proporcional a la cantidad de veces que lo dices. Potencia y aplaude sus logros.Verás que nada de esto hace daño y en cambio mejora tu figura... la más importante: la del alma.
1 comentario:
Hola sirenita!!te acabo de poner como favorita en los links de mi blog...acabo de descubrir cómo se hace...así que ya está.Te envío mil amapolas marinas para todos.mmmmmmmmmuà!mati-matilina:-)*
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