miércoles, 25 de marzo de 2009

Soneto marinero.

"Las tres velas"
J.Sorolla


Soneto Marinero
Meira Delmar

Digo tu nombre, mar, tu nombre ardido
de soles y de júbilo creciente,
y el corazón enamorado siente
más clara la presencia del latido.

Velero que navega repetido
por los quietos espejos de la frente,
regresa tu paisaje lentamente
como si retornara del olvido.

Y surge tu comarca marinera
con una trashumante primavera
de espumas en la mano de cristal.

Y tu voz de colores, y tu alada
corona de blancura trabajada
en gaviotas y pétalos de sal.

9 comentarios:

Julissa dijo...

Precioso soneto. Siempre aprendo contigo. Es la primera vez que lo leo y la imagen es perfecta para tu entrada. Cautivador.

Saludos y gracias por dejarme comentarios.

Mermaid Lullaby dijo...

De nada, Yahaira. Es un placer ver tus mandalas y también leer tus comentarios.
Una vez me dijiste que te gustaría escribir mejor. ¿Te acuerdas?
Pues yo, cuando leo tus comentarios, lo que percibo es que tus palabras rezuman cariño por todas partes. Me hacen sentir bien. Ya les gustaría a muchos escritores consagrados conseguir ese efecto tan positivo en sus lectores.
Un abrazo.

Mermaid Lullaby dijo...

Hasta el 2007???????
Qué barbaridad! Creo que nadie ha leído nunca tanto de mi blog. En fin, muchísimas gracias.

Qué bien que tengas acceso a internet desde casa. Si yo tuviera que ir a un cíber, creo que dejaría esto del blog y me dedicaría a escribir cartas a mano. Pero cartas especiales: con dibujos, papeles perfumados, fotos, ... Creo que lo haré algún día. Seguro. Podrías enviarme tu dirección por si acaso...

Una de las misiones más importantes de mi vida es conseguir que Marina sea una niña feliz (eso creo que lo estoy consiguiendo), y que sea siempre una buena persona.
Pero ser madre a veces es difícil. Por una parte, está claro que no puedo aislar a una niña en una burbuja para que no le hagan daño. Y por otra parte, no puedo evitar que se me rompa el corazón cuando pienso en la injusticia y la maldad que hay en este mundo en que vivimos. Así que tendré que compensar todo eso como sea: nos centraremos en las cosas bonitas (hay tantas!) y en las personas buenas, que también abundan, por suerte. No hay más que mirar por los alrededores de este blog para comprobarlo...

Ven a nadar a estos mares cuando quieras. Tú siempre serás bienvenida. Un abrazo fuerte.

Edelia's Club dijo...

Qué bonito es navegar por los espacios invisibles del mar, del viento, del recuerdo, de la fantasia, de lo que sea....y escontrar personas tan sensibles, tan buenas, que dicen cosas tan preciosas.Es un poquito tarde y me marchaba a dormir. Antes he querido asomarme a esta ventana, cuánto me alegro. Me voy con la sonrisa puesta y el corazón ancho, ancho, casi no cabe dentro.El mundo está lleno de "joyas", no tengo la menor duda.Besitos para ellas.

Julissa dijo...

Claro Mermaid que te daría mi dirección y también si no fuera inconveniente me gustaría compartir contigo semillas de vida y enviarte una carta con olor a brisa matinal.

Me alegra el pensamiento que tienes.

Tienes razón no estamos solos y no somos pocos, somos muchos, sólo hace falta mirar bien, Mermaid.

Las personas buenas abundan y si nos juntamos podremos contagiar la bondad hacia los demás.

Te dejo mi dirección de correo para lo que necesites: ramodelirios@hotmail.com

Saludos y que tengas un bello fin de semana.

Pd: En verdad me olvidaba, mira está página, me he quedado enamorada de estos mandalas.

http://www.serpentmandalas.com/astrologymandalas.html

Julissa dijo...

Escogiste el mandala de tu signo. Precioso. Creo que pondré el de mi signo también. Buena idea, sirena.

Elio Milay dijo...

A ver si encuentro un soneto mío que haga buena junta con el de Meira Delmar aquí.

Elio Milay dijo...

Ah, ya sé...

Elio Milay dijo...

Título: REGRESO (Libro de Parejas,
Parte 1; versiones de "La Odisea")
Autor: Elio Homero Simpson Milay
(-"Australopithecus Milayensis"-)



I


Vida Aislada

Mensaje a Penélope





Hace ya muchos soles que arribé.
Olas, algas, semanas, lunas, años,
Palmas, siglos, milenios… No lo sé.
He perdido la cuenta de mis baños.

Aprendí a prender lumbre; fabriqué
Hacha, sirgas, canoa. Muy extraños
Son los peces en torno a mi isla. De
Vecindad hay cangrejos ermitaños.

Mi refugio y hogar son estas tablas
Provenientes del barco; me protege
Útil vómito oceánico: ¡Qué irónico!

En la brisa, intuyo; tú me hablas.
Teje sueños tu amor y los desteje.
Le reprocho su ira al mar Jónico.





II



Padre Océano

Oración de Odiseo





Padre mío, que moras el abismo,
Y a la orilla y allá en los arrecifes:
Libra al mar de crueles matarifes,
Y a mi carta de rocas por el istmo.

Ruja tu agua propicia al bautismo
Todo día que humanos en esquifes
Surquen techo pelágico. Y no rifes
Más mi vida. Protégela, tú mismo.

Mi infeliz voz humana aún respeta
Tu oleaje y de errores se arrepiente,
Pese a tanta desgracia acumulada.

Te reclamo el timón de una goleta,
Un bajel, o la barca más corriente,
Por dejar de ser Nadie en tu nada.





III



Isla de Ogigia

Habla la Ninfa Calipso





Al azul horizonte absorto miras.
Por la orilla das lentas caminatas.
Me sonríes sereno y aunque tratas
De agradarme, si beso, tú te giras.

Mis sinceros abrazos son mentiras
Para ti. Hoy de mi alma te desatas.
Los divinos designios tú no acatas.
Melancólico al mar maderos tiras.

Te salvé del naufragio y agradeces
Mi isla dulce con lánguida acritud
Recordando a tu esposa y tu arco.

Sea pues, si mi casa no mereces,
Dime adiós y navega hacia la luz.
Puse odres y abastos en el barco.





IV



Levando Ancla

Despedida en Ogigia





A casa viajo pese al mar tan loco.
Si mi andar lejos era una condena,
La sufrí yo sin lágrimas. Te invoco:
Libera mi alma de su azul cadena.

No supe ser mejor; peor, tampoco.
Entre mis gustos se contó la buena
Disposición para sentirme un poco
Más dado a pena lúcida y serena.

De hecho, hoy, ahora, si lo pienso
Con más detalle, veo que te estimo
Sin la tristeza acostumbrada ayer.

Adentro guardo el afecto inmenso
Por ti sembrado; esto, lo que rimo,
Es un racimo de mi amor, mujer.





V



Amor Gigante

Odiseo y las Ballenas





Animal casi humano, la ballena.
En grandeza de alma te adelanta.
En bondad criatura la más buena.
En moral y carácter: Sabia, santa.

Si la escucho, mi sangre se serena.
Devoción: Ella roble, yo ruin planta.
Me emociona su voz triste y amena,
Bajo azul luna llena, cuando canta.

Animal libre, sobrio, dulce, manso.
Todo arpón es nocivo y destructivo.
Ella no: Paz, milagro, bien, virtud.

Bucearía cien siglos sin descanso,
Por subirme a su lomo sin estribo
Un momento y sentir su plenitud.





VI



Estela Marina

Odiseo y los Delfines





A babor apareces, a estribor.
Por la proa resurges. Bello brío
Se sumerge, emerge, da al valor
Vida acuática, vuelo al desafío.

Ante mí saltas, sabio pescador,
Señalando la estela a este navío.
Tu ágil brinco, piloto conductor,
Guía al alto aparejo. Me desvío.

Luz sombría la sal. Azota al ojo
Gigantesco oleaje; ¿mar o monte?
Inundado zozobra el roble añejo.

Zarandea mi suerte a su antojo
La tormenta. Allá en el horizonte
Feliz viaja, sin mí, el delfín viejo.





VII



La Tempestad

Naufragio de Odiseo





El velamen se agita, cruje, vuela
Hacia el fondo abisal sin poder ya
Desprenderse del mástil; alba tela
Húndese en las tinieblas: Allá va.

Agua abajo iré yo en mi carabela.
Lo que soy y quien fui se ahogará;
Mi destino, mis viajes... Exploré la
Parte ignota del Ponto y más allá.

Por afecto a esta cáscara de nuez,
Navegante del tiempo y el espacio,
Con cariño al planeta azul amigo.

Serviré de alimento. Quizá al pez.
Ese pez quizá al rey en su palacio.
Ese rey a la tierra y quizá al trigo.





VIII



Voz en las Olas

Odiseo grita a Poseidón





Si eso merezco, dame muerte, mar.
Caribdis, cíclope, escila, cien arpías.
Húndeme al fondo y, lejos del hogar,
Da asfixia hoy a absurdas travesías.

O dame calma y sepa al fin sembrar
Lo inverso a guerra, odio y carestías.
Ten compasión, pues quiero navegar
Hacia mi hermoso islote de alegrías.

Pido clemencia a tus corrientes. Soy
Quien toleró a mi hueste aquella olla
En la que al Sol cocieron tanta vaca.

Mis fieros viajes me dan náusea hoy.
Si cegué al cíclope y destruí yo Troya,
Fue por volver con mi familia a Itaca.





IX



Corazón Faro

Homenaje a Penélope





Ejemplo de virtud trabajadora,
Amante hasta la médula, maestra
En darse y ayudar, amena muestra
Cómo ir hacia su puerto, salvadora.

Humilde luminaria, si es que escora
Mi esquife la mayor cuando secuestra
Su rumbo mar de niebla, qué diestra,
Qué firme lo traspasa: Sol de aurora.

Soy suyo porque así no me extravío.
Si arrecia atroz galerna, el bien mío
Titila como astro entre los truenos.

Navego en pos de ella. Fiel, maduro
Deseoso de arribar donde el futuro
Me sacie de su luz a brazos llenos.





X



Alma Flotante

Odiseo en Esqueria





Aire puro en el pecho. Mi piscina,
Tibia miel uterina. Hago el muerto.
Sobre mí sol medial a cielo abierto.
Luce, lacio, el azul. Calma marina.

Sensación maternal bella y divina.
A tablones me amarro. Oh desierto
Infinito de honda sal. ¿Qué puerto
Le regala a estos ojos tu neblina?

El naufragio, fue lejos de la playa.
¿Quizá ahorra mi hígado su hierro?
Hay deriva y la arena es fiel imán.

Mi jadeo entre dunas se desmaya.
A la vida, exhausto, aún me aferro:
Vagabundo, ansiando agua y pan.





XI



Dulce Princesa

Odiseo elogia a Nausícaa





Entre lo bello que te dio Natura,
Obsequios varios, útil nacimiento,
No fue tu honda ley y arquitectura
Lo meritorio, sino el sentimiento.

Tu corazón reparte a sangre pura
Más que la vida, su florecimiento.
Todo tu cuerpo aúna, con ternura,
La caridad nutriente, el alimento.

Néctar del alma, sacias al infante.
El maná humano surge por la roca
Para aliviar el hambre del camino.

Señora seas de alto amor radiante,
Que, por poder besar tu sabia boca,
Vaya sembrando luz en tu destino.





XII



Sabia Nausícaa

Petición al Rey Alcínoo





A la playa un amigo ha arribado,
Vencedor del océano amenazante.
Os presento a Odiseo, rey errante
De las islas de Itaca. Mi invitado.

Llegó sucio, desnudo, magullado.
Le di agua, alimento y mi elegante
Vestidura blanquísima y brillante.
Sus heridas y llagas le he curado.

A palacio lo traigo, como huésped,
Para que él os informe de los viajes
Que ha debido sufrir hasta Feacia.

Paseemos serenos sobre el césped.
Os suplico ofrezcámosle equipajes.
Demos fin a zozobras y desgracia.





XIII



Luz de Faro

Penélope en Itaca




¿Qué soy yo? Luz de faro
Entre nieblas y brumas.
Tú navegas intrépido
Sobre un mar de hondas dudas.
¿Qué te ofrezco? Mi puerto.
Devoción que no abunda.
Tú me ignoras y niegas
Obstinado en tus furias.
Tú me olvidas y olvidas.
¿Olvidarte yo? Nunca.
Pese al tiempo nublado,
Ves mi luz cómo alumbra.
Firme en ti mi amplio foco
Sirve al barco de ayuda.
¿Qué te guía en tu viaje?
¿Qué sextante, qué brújula?
¿Hacia dónde encaminas
Tu romántica búsqueda?
¿Qué alta estrella dirige
Tu periplo a qué dunas?
¿Volverás un buen día?
Es Amor quien pregunta.





XIV



El Regreso

Habla Penélope




Amé siglos, paciente,
Con inmensa nostalgia.
Mi pasión por tu abrazo
Resistió a la distancia.
Sin morir ni estar viva
Perduré triste y pálida.
Tu regreso hervir hace
Las montañas al Atlas.
Despertaste un gigante
Cuya sangre hibernaba.
Sólo “Hola, Penélope…”
Me volvió loca el alma.
Nimia lágrima adquiere
Proporciones atlánticas.
Cada vez que me besas
La memoria se inflama.
El volcán de emociones
Descontrola su magma.
No previó Richter grado
Para amor en su escala.
Tú el más alto tsunami;
Yo, las costas de Asia.





XV



Mujer Volcán

Penélope habla a Odiseo





A ciclones sacio su ansia de sosiego,
Si mi voz da fundamento a la dulzura
Y tu oído, en mi simétrica estructura,
Halla paz y sobrio afecto: Luz el ciego.

Te acompaño y en tu noche yo navego
Por un mar de amor. Aviva mi ternura,
Con tu lengua elevándola a la hondura
Profundísima e inmensa de este fuego.

Lava fluyo por ventrículos y aurículas:
A tus fuertes venas guía mi ardua noria
Tibio magma de un muy rítmico volcán.

Sobre polvo, pelvis, vértebras, clavículas,
Latirán por siempre el alma y la memoria
Cuando al fin ya sean tierra, trigo y pan.