viernes, 17 de abril de 2009

No hay nada parecido.

Sólo por vivir este instante merece la pena nacer mujer. No hay poema, pintura ni música que puedan describir nada parecido. Tampoco observarlo es suficiente. Hay que experimentarlo en la propia piel. Un auténtico privilegio.

Qué buenos son los buenos publicistas...

3 comentarios:

Antje dijo...

Schöööön!

Lili.- dijo...

Guau Sirena! Repito lo que te decía en mi respuesta a tu mensaje: hoy es día de emociones intensas. Este video vuelve a llevarme hacia atrás... Es posible que la cercanía del cumpleaños de mi hija me esté sensibilizando con el tema "Maternidad" de un modo especial... Pensaré sobre eso...
Pronto cumplirá 19 años, y es casi casi una mujer. Y sabes? Debo haber visto mas de 1.000.000 veces "La Sirenita", su video-cuento preferido. Valentina ( también yo claro) sabía de memoria los diálogos y relataba además cada imagen que aparecería. Ella fue Ariel de niñita, y sigue siéndolo. Te la imaginas!. Mi Sirenita enamorada de un humano!. Pero soy su mamá, y parezco Sebastián :0)
Me gustó tu post, aunque por supuesto, nazca donde nazca nuestro hijo, el momento, la situación deja la huella del momento de mayor trascendencia para la mujer: ser madre.
Un beso muy grande!.-

Mermaid Lullaby dijo...

Pues claro, Lili! El lugar es lo de menos. Es la experiencia lo que queda grabado a sangre y fuego en la piel y en el alma.
Y no sólo eso: yo viví también tan intensamente la experiencia del amamantamiento, que sólo con cerrar los ojos soy capaz de revivir aquella sensación única de una forma totalmente realista y casi física, diría yo.
Otro privilegio, el de dar de mamar. Qué pena que haya mujeres que se lo pierdan porque lo consideran "incómodo", o porque "se les estropean los pechos", o porque exigen que el padre colabore al 50%, y prefieren el biberón... Inconcebible.

Así que tú también tienes una hija fan de la Sirenita. Aquí casi podríamos quitar el volumen de la tele y recitar de memoria todos los diálogos. Canciones incluídas!

Besos para el Hada y la Sirena, entonces!