martes, 20 de marzo de 2007

Al borde de los cuarenta






Mi querido maridito tiene treinta y nueve años. Es decir, está al borde de los cuarenta. El borde marca el final de algo y el principio de otra cosa. El borde es la frontera, el límite. Entonces, estar al borde es estar a punto de dejar un lado para pasar a otro. Si pasar de una década a otra, es cruzar un límite, ¿por qué no puede serlo también cruzar de año a año, de mes a mes y hasta de segundo a segundo?. ¿ Por qué otorgar la responsabilidad del cambio solamente a las décadas?. ¿Qué es eso tan importante que pasa cada diez años?.¿ Y es eso que pasa tan trascendente como para provocar crisis y nuevos planteamientos existenciales?
Llegar a los cuarenta es llegar al ecuador de la vida. Tomamos conciencia del paso del tiempo y empezamos a valorarlo más, recordamos aquello que queríamos hacer y no hicimos, surge el temor hacia el envejecimiento y nos preocupa el deterioro físico. Aun así, es el mejor momento.
Cumplir los cuarenta es adentrarse en esa edad “interesante” en que se adquieren las ventajas de la madurez sin perder aún las de la juventud, y asimismo, se desechan las incomodidades de la juventud sin asumir todavía las de la vejez.
Hay muchas formas de mirar hacia atrás. Yo, personalmente, cada vez que miro hacia atrás veo cambios. El paso del tiempo, hora a hora, me ha ayudado durante todas mis edades a crecer. Cada día, una señal de mis pasos queda grabada en el planeta. Cada semana me entrego voluntariamente al movimiento implacable de la vida. Cada mes, noto cómo las estaciones visten mi paisaje con su moda clásica y milenaria. Cada año, soplo velas y pienso en lo rápido que pasa el tiempo. Pero sospecho que la mañana siguiente a la tarta y al "que cumplas muchos más", el mundo va a seguir ahí, haciendo lo suyo, girando desinteresadamente. Y mi mundo también: La gente no me mirará distinto ni se dará cuenta del acontecimiento.Porque el mito de cumplir los cuarenta es sólo eso: un mito, una trampa.Quizás, superar la hipotética crisis sólo consista en no comprar ningún paquete con instrucciones y fórmulas mágicas. Quizás se trate de seguir caminando como hasta ahora, inventando proyectos y disfrutando de todo lo aprendido. Y brindar con la vida, cada segundo.Yo ya cumplí los cuarenta, y disfruto de la vida más que nunca, y mi piel muestra ya alguna arruga. Pero más que llena de arrugas, tengo la piel llena de sueños. Y lo mejor es que comparto cada uno de esos sueños con mi marido, que será dentro de muy poco un cuarentón con mucho, muchísimo encanto.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

EEEEEEH¡¡¡ Primica que hoy no has escrito,, que pasa que ya te has cansado, venga no desfallezcas que me encanta tu blog,,por cierto a tu morenazo maridito los 40 le van a sentar fenomenal porque con ese carisma..................

Anónimo dijo...

Cuando los Sábados por la noche de hace más de dos décadas nos dábamos un “garbeo” mis amigos y yo por los pubs de la Avda. de Aragón y veíamos a la gente que por allí “pululaba” , gente de cuarenta en adelante, nos preguntábamos: ¿Qué será de nosotros cuando seamos cuarentones?¿Vendremos por aquí?¿Aún tendremos que darle vueltas a los cubitos de los whiskis, vacilando por el antro?¿Iremos “engominaos” y con un polo de lacoste?¿Nos responderán las pierna hasta las 5 de la mañana?
Yo no imaginaba que iba a tener tanta suerte. Por que, suerte es tener una mujer tan maravillosa y que no se cansa de escribir cosas tan bonitas. Suerte es tener estos dos hijos, que son la envidia de cualquier padre y suerte es tener una familia tan unida y que se quiere tanto y suerte por seguir teniendo esos amigos. Por eso encarar los cuarenta no supone ningún esfuerzo ni ninguna pena, porque soy feliz y me siento joven. Además me consta que casi todos mis amigos, aquellos que nos hacíamos todas esas preguntas y que ahora tambíen cumplen cuarenta están bien y son felices con la vida que tienen 20 años después. ¡VIVAN LOS CUARENTA!

Anónimo dijo...

Como me río cuando os oigo llamar a los cuarenta el borde, la frontera y qué se yo cuántas cosas por el estilo.Entonces cuando se rondan los setenta cómo se llama ¿precipicio?
Ni pensarlo.Las personas mayores no somos viejas, es que tenemos "juventud acumulada".Además,tú ya conoces mi lema :"es más importante darle vida a los años que años a la vida".Y vida a los años se puede dar siempre:a los veinte,a los treinta y los ochenta.Siempre que hay proyectos hay ilusión de vivir para poder realizarlos.
Los que tenéis cuarenta años sois unos niños, estais en la flor de la vida,estais empezando a vivir.....