
- Es una música que invariablemente tranquiliza a sus oyentes, mejora la percepción espacial y les permite expresarse con mayor claridad.
- Es una música que aviva la atención sin excitar, lo que favorece una visión a la vez profunda y ecuánime.
- Todas sus composiciones traslucen una sensación de armonía y grandeza tejida sin esfuerzo, como sucede, por ejemplo, en la gran arquitectura.
- Su música estimula sobre todo el hemisferio cerebral derecho, responsable de la intuición y de la orientación espacial. Nos ayuda a comprender el mundo y nuestro lugar en él.
Aunque quizás el secreto de su grandeza resida en la pureza de sus sonidos. Mozart no teje un deslumbrante tapiz como el genio matemático Bach; tampoco levanta una oleada de emociones como el turbulento Beethoven. Su obra no tiene la desnuda solemnidad del canto gregoriano o tibetano, ni incita a mover el cuerpo como una composición del rock. Su música es, ante todo, transparente, sin artificios. Y quizás ese ingenio, encanto y simplicidad es lo que permite acceder a la sabiduría más profunda.

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