lunes, 18 de febrero de 2008

Más Jaime Sabines...

Jaime Sabines fue un poeta y ensayista mexicano (1926-1999). Cuando murió, ante el dolor de los lectores, su familia recordó lo que Sabines siempre les dijo: "No hay que llorar la muerte, es mejor celebrar la vida".

Llevo ya un tiempo aficionada a su poesía. Me atrae porque a través de ella proclama su pasión por la vida. Sus versos son vehementes, profundamente sentidos y sensuales. Son versos que hablan de realidades vividas y que te hacen viajar con ellos por un mundo tan romántico que con seguridad muchos lo tacharán de sensiblero. Pero, al mismo tiempo, ese viaje puede también atravesar una realidad tan cruda y dolorosa, que llega a asustar un poco...

TU NOMBRE

Trato de escribir en la oscuridad tu nombre.
Trato de escribir que te amo.
Trato de decir a oscuras todo esto.
No quiero que nadie se entere,
que nadie me mire a las tres de la mañana
paseando de un lado a otro de la estancia,
loco, lleno de ti, enamorado.
Iluminado, ciego, lleno de ti, derramándote.
Digo tu nombre con todo el silencio de la noche,
lo grita mi corazón amordazado.
Repito tu nombre, vuelvo a decirlo,
lo digo incansablemente,
y estoy seguro que habrá de amanecer.


ME TIENES EN TUS MANOS...

Me tienes en tus manos
y me lees lo mismo que un libro.
Sabes lo que yo ignoro
y me dices las cosas que no me digo.
Me aprendo en ti más que en mi mismo.
Eres como un milagro de todas horas,
como un dolor sin sitio.
Si no fueras mujer fueras mi amigo.
A veces quiero hablarte de mujeres
que a un lado tuyo persigo.
Eres como el perdón
y yo soy como tu hijo.
¿Qué buenos ojos tienes cuando estás conmigo?
¡Qué distante te haces y qué ausente
cuando a la soledad te sacrifico!
Dulce como tu nombre, como un higo,
me esperas en tu amor hasta que arribo.
Tú eres como mi casa,
eres como mi muerte, amor mío.


LA LUNA

La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía.
Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser ricos sin que lo sepa nadie
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.

Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante
que la luna en dosis precisas y controladas.

Jaime Sabines

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta toda la poesía que pones en tu blog. No me de dejo una sin leer, pero esta última de J. Sabines de verdad me conmueve. Me gustaría expresar lo que siento al leerla pero no sé como. Afloran todos mis sentimientos. Es algo tan profundo que hace que se acelere mi corazón.