lunes, 9 de febrero de 2009

La escucha consciente.

"Es cierto que el ambiente creado por la música tiene algo misterioso. Parece que nos une a un mundo en el cual nos sentimos singularmente bien, mucho mejor que en la vida diaria. A la mayoría de los músicos y al conjunto de los auditores no se les pasa por la mente ir más allá de la puerta del misterio cuyo significado presienten a veces, pero que nunca intentan penetrar. Disfrutan de la magia que se desprende de la música y encuentran en ella una fuente de intenso placer. Pero se quedan en el umbral de la puerta.

Normalmente, los hombres no perciben la presencia del misterio en su vida. Algunos lo perciben distaridamente, como si estuvieran soñando, y dejándose más o menos fascinar por él, pero sin tomarlo en serio. Otros tienen el presentimiento del significado que podría tener para su destino, pero no se arriesgan a entrar en ese mundo. Son raros los individuos que osan descender a los reinos de tiniebla sin dejarse intimidar por ellos. Precisamente en semejantes almas, conscientes y sin miedo, se manifiesta la auténtica fortaleza de lo humano.
Si durante la escucha involucras todos tus recursos de atención, serás capaz de descubrir no sólo lo que el saber técnico te permite comprender, sino además la vida interior de la música y su parentesco con tu alma."

Fragmento de "La Escucha consciente". George Balan, creador de la Musicosofía.

4 comentarios:

Elio Milay dijo...

"Son raros los individuos que osan descender a los reinos de tiniebla sin dejarse intimidar por ellos. Precisamente en semejantes almas, conscientes y sin miedo, se manifiesta la auténtica fortaleza de lo humano."

Permítame usted que me apropie de estas dos frases. Me siento identificado. Yo me veo como Diógenes con el farol a plena luz del día, diciendo que buscaba un hombre de verdad. A veces las más mediocres tinieblas suceden a mediodía, o a las 5 en punto de la tarde.

Recuerdo que a los 16 años escribí un cuento dialogado que se desarrollaba en la oscuridad de un pozo. Los personajes eran un zafiro perdido por una princesa, y un rubí que no sabía que lo era, porque estaba tan sucio que se pensaba que era un trozo de carbón.

Lo recordé al escuchar la Gymnopedie de Erik Satie. Era la música que escuchaba yo entonces para escribir. (Luego supe que Satie era Tauro, con la Luna en Cáncer...)

El Wiegenlied de Bernhard Flies que incluiste también en tu selección musical es precioso. (Toda tu música lo es.) Creo recordar que yo entré a tu blog por ese Wiegenlied, pero el alzheimer hace estragos y ahora no estoy seguro.

Te paso una versión de Malcolm C. Wilson con campanillas en la catedral de Dunblane (Escocia). Lo único que está mal en el video es que en el rótulo pone que es de Mozart, cuando no es así. Y la imagen no tiene demasiada calidad. Pero el sonido de las campanillas es... no sé explicarlo.

http://www.youtube.com/watch?v=s-vRepWs_3A

Mermaid Lullaby dijo...

Sí. Recuerdo perfectamente que entraste por el Wiegenlied. Yo sí tengo buena memoria. A veces demasiada... A veces tengo que esforzarme para vivir en el presente y no en/de los recuerdos.
Preciosa la versión de las campanillas. Es raro que tú te quedes sin palabras para describir algo. Pero te entiendo. Quizás porque realmente existe ese mundo misterioso e inefable de la música, que nos pone en contacto con el alma. Para qué describirlo? Mejor escuchar, disfrutar y punto.
No sé qué te ha pasado hoy, pero me has inundado el blog con comentarios. Hoy las sirena va a coger un empacho de Elio. Qué lujazo! Espero que te den esos "ataques" con más frecuencia...

Mermaid Lullaby dijo...

Por cierto: Aprópiese Vd. de lo que quiera. Lo mío es suyo (aunque esa cita, en realidad, no es mía).

Edelia's Club dijo...

Escuchar buena música es siempre para mí un placer inmenso. Cuando además se dan unas condiciones físicas adecuadas, como las que se dan cuando acudimos a un recinto privilegiado, como es nuestro Palau de la Música, que te permiten aislarte de todo y esforzarte para que ni una sola nota se te escape, todo es perfecto.Yo me siento flotar, me siento transportada a un mundo en el que caben todas mis fantasías, mis ilusiones, mis sueños...Por eso, escuchando música de ese modo,me alegro, me entristezco,me enternezco, me emociono y hasta, en muchas ocasiones, se me llenan los ojos de lágrimas....¡Magnifico!