martes, 10 de marzo de 2009

Estela.

Cuando estaba tranquila, Estela era una estrella como las demás. Pero cuando se ponía contenta, empezaba a brillar como una loca y no podía estarse quieta. Sólo tenía treinta millones de años y vivía tranquilamente en el cielo, durmiendo de día y luciendo de noche, como todas.
Como no paraba de moverse, quienes la veían desde la Tierra le pedían deseos. Y cuantos más deseos le pedían, más brillaba. Y cuanto más brillaba, más se veía. Y cuando se veía más, más personas había que le pedían deseos que hacían que se pusiera más contenta y brillara más.


Un día, una lluvia de estrellas sorprende a Estela y a sus amigas y las lleva a lugares muy diferentes: a la luna, donde se echan a dormir en algún cráter, al espacio infinito, a la Tierra, …

Estela es la única que cae en el océano. Allí, poco a poco, se va apagando. Se siente triste y sola en el agua fría y salada.

Y cuanto más sola se sentía, más triste se ponía. Y cuanto más triste estaba, más se apagaba, más oscuro lo veía todo. Y cuanto mayor era la oscuridad, más miedo le daba. Y cuanto más miedo le daba, más sola y triste se sentía.

Estela encuentra en el fondo del océano otras estrellas que se han apagado ya totalmente, porque han olvidado que un día fueron estrellas fugaces.
Ensimismada en sus pensamientos, acaba cayendo a un barranco lleno de monstruos horribles, y tan oscuro como el cielo por la noche.
Desde lo más profundo, el pez más feo que ha visto nunca, se dirige a ella. -¿Vas a comerme?- pregunta Estela casi sin voz. –Si quieres- bromeó el pez – pero si quieres te ayudo a subir. Eso alegra a Estela tanto que empieza a brillar de nuevo. -¡Oye, qué luz más bonita! Me encantaría que te quedaras.
Estela no se lo puede creer: acaban de pedirle un deseo.

Su luz brilló como nunca. Y brillaba tanto, que los demás peces le pedían deseos. Y cuantos más deseos le pedían, más contenta se ponía. Y cuanto más contenta estaba, más alumbraba. Y cuanto más alumbraba, mejor se veía el camino.

Esta es la historia de Estela, de Pablo Albo. Si la historia es preciosa y aleccionadora, las ilustraciones de Miguel Ángel Díez son una verdadera maravilla. Una joya que acaba de pasar a nuestra biblioteca.

La historia de Estela es también la mía. Y seguro que también la de muchos de vosotros. Yo también fui una estrella que cayó una y otra vez a los barrancos de lo más profundo del océano. Y -qué suerte la mía - siempre he encontrado en el momento preciso un pez amigo para mostrarme el camino a la superficie y hacerme volver a brillar. Sólo el recuerdo de esos “peces de la guarda” me da hoy la energía necesaria para no olvidar mi naturaleza de estrella fugaz. Y creo que, como Estela, brillo más que nunca cuando alguien me pide un deseo...

Estela
Texto: Pablo Albo
Ilustraciones: Miguel Ángel Díez Navarro
2007 Thule Ediciones (www.thuleediciones.com)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ACERTADÍSIMA LA ENTRADA DE FLYING TO THE MOON ,, DESDE Q ABRÍ AYER TU BLOG NO PARO DE TATAREARLA IN MY MIND,,LA VERDAD ES QUE EL ENLACE QUE NOS ENVIO MI CUÑADA ES BUENÍSIMO,, TB ME HA PARECIDO MUY TIERNA LA HISTORIA DE ESTELA,, LA " BUENA GENTE" SIEMPRE ENCUENTRA UN PEZ Q LO DEVUELVA A LA SUPERFICIE,, POR CIERTO,, GUASONA " ADITA" CON SU MAIL DEL GERE,,,, SIGUE SIENDO UN "QUESITOOOO@@@@@@@

Mermaid Lullaby dijo...

Tú también has hecho alguna vez de "pez salvador", eh?
La semana que viene voy a verte con una sorpresita...
Besitos, guapa.