EVA Y ADÁN
¡Si tienes sed, Adán, abrévate de mi boca!
¡Ten fe y obra el milagro! ¡Mis besos serán buenos
como el agua que un día brotara de la roca
y como la que el Hijo de humildes nazarenos,
que será, de amar tanto, Dios mismo, cambie en vino!
¡Si tienes hambre, toma: mi corazón es vianda!
¡Mis ojos son antorcha de luz en tu camino!
¡Y el camino soy yo! —¡Oh, bebe y come y anda!
¡En mis débiles brazos está tu fortaleza,
por mí lo serás todo y triunfarás en todo;
por mí tus ojos pueden descubrir la belleza,
tus pasos echar alas, tu suavidad ser fuerte!...
Yo soy quien te completa, ¡mortal! ¡Desde que el lodo
Se llenó del aliento de Dios contra la muerte!
Claudia Lars
LA COSTILLA DE EVA
Soneto alejandrino
De mi abismo a mi cielo su belleza me lleva.
De la muerte a la vida me encamina mi bien.
Soy manzana de su árbol, fiel costilla de Eva.
Hoy disfruto de su alma, como Adán el Edén.
Ella, sabia princesa. Yo, dragón en mi cueva.
De mi fuego fue un tiempo la amigable rehén.
Con paciente elegancia superó mucha prueba.
Yo, cruel rey Herodes. Ella, el Niño en Belén.
¡Qué insufrible resulta este mundo malvado!
Un infierno ruinoso, si ella no está conmigo.
Odio, lucha, miseria, peste y hambre feroz.
Paraíso en la Tierra, cuando estoy a su lado.
Qué deleite escuchar de sus labios: "Amigo".
Dulce música de ángel, su hermosísima voz.
Elio Milay
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