domingo, 17 de enero de 2010

Hijos.

Foto: Gerardo García

Cualquiera que haya vivido el nacimiento de un hijo, se emocionará cuando vea estas imágenes. Recordará esas horas primeras, esos días, en los que no existe más mundo fuera de esas paredes entre las que se encuentra tu bebé. La felicidad absoluta. La necesidad casi animal de sentir esa pequeña vida lo más cerca posible. La plenitud en todos los aspectos. El agradecimiento a la vida. Los que no lo han vivido, quizás comprendan algo mejor -gracias a ellas- el milagro que para los padres supone la llegada al mundo de un hijo.

Gerardo García, fotógrafo profesional, ha tenido la generosidad de compartir este video, que debe guardar como un tesoro, a través de su blog. Él es fundador de "Kydart", y está especializado en fotografiar familias y niños. Trabaja en el entorno familiar, en casa o al aire libre, buscando captar imágenes de las familias y sus niños tal y como son, sirviéndose siempre de la luz natural, sin buscar artificios ni posturas forzadas.

“Debemos actuar con naturalidad, no tratar de forzarles, ni reclamar su atención sino dejar que sean ellos los que nos conduzcan por sus juegos, diversiones, etc. No hay que pedirles sonrisas, todos los niños tienen un repertorio increíble de gestos que podremos captar, por eso es importante que sean ellos mismos. Me encanta lo impredecibles que son y cómo ven el mundo, sencillamente son geniales."


“Sólo trabajo con luz natural, es la mejor luz para ellos. Todas las casas tienen luz natural, lo que tenemos que hacer es buscarla en las ventanas, levantar persianas, mover cortinas, lo que haga falta para dejar que la luz aparezca. Muchos de mis clientes me comentan que sus casas son muy oscuras pero luego se sorprenden al ver el resultado y lo único que hago es aprovechar la luz disponible.”


5 comentarios:

inma valderas dijo...

¡ Qué recuerdos !
Me siento totalmente identificada.Esos días en el hospital fué como vivir en una burbuja. No había nada más importante...me sorprendía que el resto del mundo no estuviera tan sobrecogido como yo por el milagro.Para médicos y enfermeras era lo cotidiano, para mí un antes y un después en mi vida.
Supongo que todas las madres y padres hemos sentido esa sensación...o no. Porque no puedo entender que alguien que lo ha sentido, pueda luego hacerle daño a un niño. ¿ Cómo es posible?

Me quedo con esas preciosas fotografías que irradian amor.

Besos

Mermaid Lullaby dijo...

Es verdad: nada vuelve a ser igual cuando tu bebé está, por fin, en tus brazos. Una experiencia inefable. Por mucho que intentemos describirla, no nos acercaremos nunca a lo que es en realidad.
Si tuviera que recomendar a alguien una sola experiencia de las que he vivido, elegiría sin duda la maternidad.

ॐ Palabras Andantes dijo...

bellas fotos que las acompaño con este poema de Khalil Gibran, que me gusta mucho.

Tus Hijos

Tus hijos no son tus hijos,
son hijos e hijas de la vida, deseosa de sí misma.
No vienen de ti,
sino a través de ti,
y aunque estén contigo,
no te pertenecen.
Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos
pues ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas,
porque ellas viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar, ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos, pero no procures hacerlos semejantes a ti,
porque la vida no retrocede, ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual tus hijos,
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación en tu mano
de arquero, sea para la felicidad.

Graciela Bello dijo...

Coincido en que tener un hijo marca "un antes y un después" en la vida, mil veces más que un casamiento, tu hijo sérá SIEMPRE tu hijo, por el resto de tus días.
Adhiero a la sabias palabras de Kahlil Gibran y agrego esta canción que siempre me ha gustado mucho, sobre todo cuando te recuerda que NO puedes evitar que tus hijos sufran, con todo lo que esto implica para una madre superprotectora:

Esos locos bajitos
(Joan Manuel Serrat)

A menudo los hijos se nos parecen,
y así nos dan la primera satisfacción;
ésos que se menean con nuestros gestos,
echando mano a cuanto hay a su alrededor.

Esos locos bajitos que se incorporan
con los ojos abiertos de par en par,
sin respeto al horario ni a las costumbres
y a los que, por su bien, (dicen) que hay que domesticar.

Niño,
deja ya de joder con la pelota.
Niño,
que eso no se dice,
que eso no se hace,
que eso no se toca.

Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma,
con nuestros rencores y nuestro porvenir.
Por eso nos parece que son de goma
y que les bastan nuestros cuentos
para dormir.

Nos empeñamos en dirigir sus vidas
sin saber el oficio y sin vocación.
Les vamos trasmitiendo nuestras frustraciones
con la leche templada
y en cada canción.

Nada ni nadie puede impedir que sufran,
que las agujas avancen en el reloj,
que decidan por ellos, que se equivoquen,
que crezcan y que un día
nos digan adiós.

Mermaid Lullaby dijo...

Qué sabios, Serrat y Khalil Gibran! Muchas gracias por vuestras aportaciones. Son como dos joyitas que completan las preciosas fotos de Gerardo García.
Vaya pandilla de mamás orgullosas estamos hechas, ¿eh?
Un abrazo a todas!