jueves, 13 de mayo de 2010

Capicúa.

Me traigo desde el blog de un amigo este corto, galardonado en el Festival Notodofilmfest 2010. Mi amigo, que anda por ahí persiguiendo estrellas, con frecuencia las alcanza. Y ésta es la prueba.



A mi abuela materna, mi yaya Adela, la llamábamos "más-yaya", porque llegó a ser bisabuela. En sus últimos meses de vida se entendía mejor que nadie con su nieto Elías. Les gustaba comer lo mismo, y se miraban con ojos pillines cuando les daban sus postres favoritos. A veces, más-yaya se olvidaba de tragar. Y Elías, con su media lengua, le decía "TA-GA, yayita. TA-GA", y le enseñaba cómo debía hacerlo. Ella le sonreía y tragaba. Luego veían juntos a Espinete en la tele. Era su programa favorito. De ambos. De vez en cuando, Elías le cogía la mano a ella y se la acariciaba, repasándole con sus deditos las venas, que tanto se le marcaban. Lo último que escuchamos de los labios de más-yaya fue algo parecido al nombre de su bisnieto.

Yo fui testigo de una complicidad sorprendente y emocionante, que no olvidaré nunca. Y tuve la certeza de que, efectivamente, en la vida, los extremos se juntan.

3 comentarios:

Joy B. dijo...

Gran corto, querida Ana, mostrándonos ese paralelismo entre estas dos etapas de nuestras vidas...

Tratado con ternura...

Lindo texto, y con este piano de fondo, (ya te dije que me encanta el Vals de Amelie...) siempre me arrancan lágrimas tus post!

Un abrazo muy cálido, amiga

ॐ Palabras Andantes dijo...

es cierto nuestros primeros años se parecen tanto a los últimos... pero no tendrían por qué ser SIEMPRE así, nos merecemos una vejez digna y con plenas facultades mentales y físicas en lo posible, por eso depende mucho este preciso instante de cómo estamos cuidando nuestra salud... este mundo de la comida rápida y correr correr....desde luego no nos llevan por buen camino, por eso vale la pena hacer un alto, reflexionar y concebir un cambio de mente .........

feliz finde Sirena

Mermaid Lullaby dijo...

Vivamos sana- e intensamente. Creo que ésa será la única forma de aceptar nuestra vejez con serenidad cuando nos llegue.
Besos.