domingo, 10 de julio de 2011

Brighton, la ciudad de las gaviotas.

Érase una vez, un pueblecito en la costa sur de Inglaterra ocupado por gaviotas.

Dicen sus habitantes que en tiempos pasados, se veía con frecuencia a Juan Salvador practicando piruetas sobre el largo y antiguo muelle. Y todavía recuerdan las sabias palabras...



"No creas lo que tus ojos dicen. Sólo muestran limitaciones. Mira con tu entendimiento, descubre lo que ya sabes, y hallarás la manera de volar."


"Pero yo no quiero honores. No tengo ningún deseo de ser líder. Sólo quiero compartir lo que he encontrado, y mostrar esos nuevos horizontes que nos están esperando."


"La única ley verdadera es aquella que conduce a la libertad."


"Cada uno de nosotros es en verdad una idea de la Gran Gaviota, una idea ilimitada de la libertad."


(De "Juan Salvador Gaviota", Richard Bach)


Cierto día, un poderoso rey se enamoró del pequeño pueblo, haciendo construir en él el más exótico y maravilloso palacio que nunca hubiera existido en tierras británicas...


Como resultado de su amorosa historia, y gracias al intenso aroma marino que flota por sus calles, y el constante sonido de las olas, que resuena en todas las esquinas, todo aquel que pasea hoy por Brighton, se encuentra envuelto en una mágica atmósfera de luz y de paz.
Y no querría abandonarlo nunca.