lunes, 4 de julio de 2011

La Piedra de Rosetta.

BRITISH MUSEUM
(Great Russell Street, London)







LA PIEDRA DE ROSETTA

Durante siglos, generaciones de especialistas intentaron sin éxito desentrañar los misterios de una de las civilizaciones más antiguas del mundo: el Antiguo Egipto.
En 1798, Napoleón Bonaparte se encontraba con sus tropas luchando contra Gran Bretaña por las tierras de Egipto. Fue entonces cuando un soldado de la expedición francesa hizo un extraño y sorprendente hallazgo en un templo de la ciudad de Rashid (Rosetta), en el delta del Nilo: la famosa “Piedra de Rosetta”. En 1801, los ingleses derrotaron a los franceses, y la Piedra de Rosetta pasó a manos británicas. Ha sido expuesta en Londres en el Museo Británico desde 1802.



La piedra contiene tres textos escritos en tres idiomas distintos: en la parte superior, jeroglíficos egipcios. En la intermedia, egipcio demótico (última etapa del Antiguo Egipto). Y en la inferior, griego antiguo. Se trataba del primer texto plurilingüe conocido.

20 años después de su descubrimiento, Jean-François Champollion, un filólogo y egiptólogo francés, finalmente consiguió descifrar la escritura jeroglífica egipcia, demostrando que la anterior teoría de que los jeroglíficos eran una mera representación muda de ideas, era totalmente errónea. Se trataba en realidad de la escritura de una lengua hablada.

La Piedra de Rosetta es considerada una joya en la historia del lenguaje. Además, su descubrimiento fue fundamental para acceder a la literatura del Antiguo Egipto y conocer su civilización.

Y no sólo eso: la lectura de los “textos sagrados de los faraones” hizo además que se generase un debate histórico acerca de la credibilidad de las fechas de los textos bíblicos. Hasta entonces, la Iglesia había monopolizado e impuesto el conocimiento sobre la fecha de la creación del mundo.

Aunque en la Piedra sólo se hablaba de acontecimientos sucedidos en el S.II a.C., la obtención de un código para la traducción de jeroglíficos podría hacer que la historia hasta entonces conocida y recogida en la Biblia retrocediera aún más en el tiempo: un tiempo anterior a la cronología señalada por ésta. Si la Piedra demostraba que la civilización egipcia era anterior al Diluvio Universal, y no se vio afectada por éste, las enseñanzas de la Iglesia se verían seriamente afectadas...