miércoles, 14 de marzo de 2007

Escapada

¡Por fin! Mañana a las cinco empiezan unas mini-vacaciones. Lo suficientemente largas (hasta el próximo martes) como para hacer una escapada al pueblo, ese "lugar perdido en el espacio y en el tiempo" donde se descansa más y mejor que en ninguna otra parte. Ya me parece oler la leña en la estufa y oir a las ovejas de "la Matilde" quejándose en varios tonos. La primera noche nos pitarán los oídos, tan poco acostumbrados al abrumador silencio de nuestro pueblo.


Echaré de menos mi querido blog. ¿O nos sorprenderán con una línea de acceso a internet en el ayuntamiento?


Cómo me apetecen nuestros paseos por el monte, y luego, a la vuelta, sintiendo ese cosquilleo de sano cansancio en las piernas, y la cara curtida por el cierzo, coger mi libro y leerlo pegadita a la estufa, sin prisa, sin teléfono, sin horario.


MONTE DESNUDO
Montañas,
sólo montañas
que no recuerdan el mar.
Piedras que se secan
hasta más allá del horizonte,
y el monte desnudo
que persiste.
La vida se esconde tras las ruinas abiertas,
y un animalillo ve la luz
tras las rocas desdentadas
para el cierzo silbante.
Ruedan matorrales secos
peinados blancos de lana
en el horizonte áspero,
dormido, olvidado.
que grita sed desde sus entrañas.
Y brota, inesperado,
iluminando siempre,
el dorado milagro,
el trigo.
Y sangran las amapolas
marcando el camino,
y ríen los pájaros cantando
que sí, que hay vida latiendo
en el monte querido, humilde,
y desnudo

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