domingo, 1 de noviembre de 2009

Juramento.


Como al protagonista de “El Gran Azul”, también a mí el mar me da paz. Si lo observo durante un rato y en silencio, todo empieza a cobrar sentido. Y, también como él, cuando me sumerjo en el mar, me lleno de una energía que no encuentro en ningún otro lugar, y adquiero una perspectiva distinta y esclarecedora de las cosas. Adentrarme en el mar, curiosamente, me aleja de la Tierra y me ayuda a observarla con ojos nuevos. Consigo así el mismo efecto que si me subiera a una nave espacial y observara nuestro “Gran Planeta Azul” desde lejos. El mar no es, efectivamente, tan distinto del espacio.

"Niños Selenitas"

Mi amigo Elio, sin embargo, ha elegido emigrar a la Luna. Así, observa la Tierra desde una pacífica atalaya, más allá de las miserias terrícolas, y adquiere esa misma perspectiva privilegiada. Y desde allí señala lúcidamente y denuncia las injusticias, el horror reinante aquí abajo, el dolor que sufren los inocentes. Y todo ello sin perder de vista la belleza que nos rodea: el enorme regalo de la naturaleza, el arte humano que nos dignifica, la buena gente, que hace que nuestra lucha diaria valga la pena…
Ha establecido su hogar junto al Mare Serenitatis, donde sólo sus amigos selenitas rompen en ocasiones su soledad. Y no tiene la menor intención de volver a la Tierra.

De la Luna nos llega su “Juramento Selenita de Amor a la Vida”, que esta Sirena, desde las profundidades del Océano, suscribe sin reserva ninguna.

"Juramento"

“Yo, hijo de las estrellas, frente a las almas primitivas que maltratan y destruyen la Vida, y frente a los cómplices activos o pasivos de la barbarie del hombre, egoístas incapaces de apiadarse de quienes sufren injusticia, juro por la Luna y por el amor que rige mi corazón, proteger la sensibilidad en la Tierra y la sabiduría del espíritu humano, así como defender la paz, la libertad y la ecuanimidad entre la familia de criaturas vivientes, cuya evolución favoreceré sin recurrir jamás a la violencia.”

Elio Milay


3 comentarios:

M.D.Meridio dijo...

Suscribo completamente el presente Juramento Selenita de Amor a la Vida, y con la rodilla clavada en la arena lo avalo con mi juramento de Gladiador "uri, vinciri, verberari, ferroque necar patior" y prometo defenderlo en esta vida o en la otra.

Carpe Diem!!

aguadecolores dijo...

Preciosa entrada!!!
Lo juro!!!
Feliz semana
Besos de colores

Anónimo dijo...

"Uri, vinciri, verberari, ferroque necar patior..."

La sirena con su alemán y el gladiador con su latín, vaya par de snobs. Siempre hay que andar traduciéndoselo al pueblo llano para que se enteren de la fiesta.

Esa expresión romana es de Petronio (el que se suicidó por orden de Nerón, igual que Séneca, después de descubrirse que conspiraban contra el tirano). La frase pertenece a su obra más famosa, el Satiricón, que Fellini trasladó al cine con escasa fortuna, aunque de manera muy original, eso sí.

Pero en realidad es más famosa por tratarse del juramento que hacían los aspirantes a gladiadores. Petronio lo preservó en su obra, nada más. Un juramento bastante menos pacífico que el mío, eso sí... Madre mía. Los gladiadores juraban que estaban dispuestos a sufrirlo todo y que lucharían hasta morir.

El significado completo era algo así como "Que me marquen a fuego, que me encadenen, que me den una paliza, que me maten con el hierro, lo aguantaré todo y más si hace falta". Un juramento no apto para pusilánimes, desde luego.

En el caso de defender la vida y la paz frente a la crueldad y la violencia, los gladiadores del siglo XXI son más bien guerreros de la luz, al estilo de Gandhi. Lo resisten todo, pero sus únicas armas son la verdad, la honestidad, el sentido del humor y la bondad. Justo las armas que usa Meridio en su vida y en su blog.

Os agradezco vuestra amabilidad conmigo y vuestro apoyo a la alianza rebelde selenita... Os quiero mucho.