Las películas de Charles Chaplin resisten el paso del tiempo porque su sentido del humor sigue siendo plenamente vigente. La ironía, la sensibilidad, la ingenuidad de sus personajes frente a un mundo hostil, la perseverancia como respuesta a los embates de la vida... Chaplin resulta, además, una excelente puerta de entrada en el mundo del cine para los niños, que se identifican rápidamente con Charlot y sus tropiezos.
Parte de su genio como cineasta y de su sensiblidad se traduce en forma de música: Smile es una pieza compuesta por el mismo Chaplin para su película Tiempos Modernos, un canto a la esperanza, a sonreír pese a la adversidad, una melodía agridulce.
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