¿Por qué cuando amamos a alguien lo queremos todo de esa persona?
¿Y por qué, en cambio, nos cuesta tanto dar algo?
¿Por qué duele tanto todo?
¿Por qué un clavo saca a otro clavo?
ÉL y ELLA se conocen justo en el momento en que rompen con sus respectivas parejas, ÉL siendo abandonado por su novia y ELLA abandonando a su novio… ¿Pueden dos desconocidos iniciar una conversación llena de mutuos reproches, discutir hasta gritarse y finalmente reconciliarse apasionadamente como si fueran una pareja?
"La amistad es como la música: dos cuerdas del mismo tono vibrarán a la vez, aunque sólo se pulse una. "
Darryl J. Quarles
Querida amiga: Sabes que mis moléculas vibran con tus obras, y sin embargo, hasta hoy, creo que no te lo había dicho. Y éstas son mis favoritas. Las miro y te veo en ellas. Y lo que más me apetece es volverme un pajarito e infiltrarme en tus arboledas. O ponerme una chistera y dejar que me pintes, haciendo equilibrios sobre tus cuerdas. Hoy te quiero dar las gracias por tu amistad con un regalo hecho música, también una de mis favoritas, que viene a entregarte una sirena del mismísimo Chagall, para que vibremos los tres juntos en un artístico "baile molecular". Escucha esta música mágica, como tu pintura, o la de Chagall, y que hace soñar, ...
Niño indio, si estás cansado, tú te acuestas sobre la Tierra, y lo mismo si estás alegre, hijo mío, juega con ella...
Se oyen cosas maravillosas al tambor indio de la Tierra: se oye el fuego que sube y baja buscando el cielo, y no sosiega. Rueda y rueda, se oyen los ríos en cascadas que no se cuentan. Se oyen mugir los animales; se oye el hacha comer la selva. Se oyen sonar telares indios. Se oyen trillas, se oyen fiestas.
Donde el indio lo está llamando, el tambor indio le contesta, y tañe cerca y tañe lejos, como el que huye y que regresa...
Todo lo toma, todo lo carga el lomo santo de la Tierra: lo que camina, lo que duerme, lo que retoza y lo que pena; y lleva vivos y lleva muertos el tambor indio de la Tierra.
Cuando muera, no llores, hijo: pecho a pecho ponte con ella, y si sujetas los alientos como que todo o nada fueras, tú escucharás subir su brazo que me tenía y que me entrega, y la madre que estaba rota tú la verás volver entera.
Un pueblo protestante en el norte de Alemania. 1913-14, vísperas de la 1ª Guerra Mundial. La historia de los niños y adolescentes del coro del colegio y de la iglesia dirigido por el buen maestro, y de sus familias; el barón y la baronesa, el médico y la comadrona, los granjeros. Extraños acontecimientos empiezan a tomar el carácter de un castigo ritual. ¿Quién puede estar detrás de tanto horror, de tanta crueldad?
Michael Haneke, el director, cuenta en una entrevista que su principal objetivo era presentar a un grupo de niños a los que se inculcan valores absolutos y cómo los interiorizan. Los ideales o los principios absolutos, sean políticos o religiosos, acaban convirtiéndose en inhumanos y llevan al terrorismo. Pero la película no habla sólo del fascismo -sería una interpretación demasiado fácil al transcurrir la historia en Alemania-, sino del problema universal del ideal pervertido.
Temas como la violencia, la culpabilidad, desgraciadamente tan cotidianos en aquella y en todas las épocas, aparecen también en esta película. Rodadas en blanco y negro, y mostrando esos rostros -que fueron cuidadosamente seleccionados para que guardaran un parecido con los rostros de fotografías de la época- las imágenes que se nos muestran son de un realismo y una autenticidad asombrosa.
La película acaba en un gran interrogante. Haneke explica que su principio ha sido siempre hacer preguntas, presentar situaciones muy precisas y contar una historia para que el espectador pueda buscar las respuestas por sí solo. En realidad, el arte debería siempre hacer preguntas, y nunca avanzar sus respuestas.
Ve a ver esta maravilla de película, Palma de Oro en el Festival de Cannes, y te verás arrastrado por una ola de suspense, de misterio. Habrá momentos que te dolerán, pero no querrás dejar de verla. Y si ves esta película y no te sientes absorbido por la historia desde la primera imagen, si en la escena final no te recorre el cuerpo entero un escalofrío, entonces... es que corre tanta sangre por tus venas como por las de la mamá de los niños de este trailer...
(Por cierto: la próxima vez que a alguien se le ocurra decirme que el alemán es un idioma "duro" y "seco", le pondré esta escena, y le pediré que escuche bien a este niño...)
Hoy he descubierto casualmente los paisajes de Steven Allrich. En ellos no hay detalles; el artista capta y transmite con una suavidad extraordinaria la atmósfera y el “espíritu” del lugar que retrata. Son espacios llenos de luz que da vida, pero nunca ciega, que parecen sacados de una ensoñación, y que dan paz. Paisajes de terciopelo, que acarician. No me canso de mirarlos…
"Art is, for me and most of the serious artists I know, a way of life. It's not just something we do. And I think it defines us in a way that goes far beyond the manner in which most people's careers define them."
El arte es, para mí y la mayor parte de artistas serios que conozco, una forma de vida. No es simplemente algo que hacemos. Y creo que eso nos define de una forma que va más allá del modo en el que la carrera define a la mayor parte de la gente.
"Hillside, evening"
"Most good painters paint because they love to. Most great painters paint because they have to. It's almost too arduous to do for any other reasons. Dealing with and overcoming the obstacles we face in becoming good painters forces us to change and grow as people. Sometimes it's not pretty and sometimes it's not fun. We often have to confront ugly and unpleasant truths about ourselves along the way. Sometimes it's pure, unadulterated agony. But at other times it's incredible - exciting, surprising, liberating, fulfilling. Kind of like life."
La mayor parte de los buenos pintores pintan porque les encanta hacerlo. La mayoría de los excelentes pintores pintan porque deben hacerlo. Es demasiado duro hacerlo por cualquier otra razón. Tratar con los obstáculos a los que nos enfrentamos cuando intentamos ser buenos pintores, y superarlos, nos obliga a cambiar y a crecer como personas. A veces no es agradable, y a veces no es divertido. A menudo tenemos que enfrentarnos a verdades feas y desagradables sobre nosotros mismos en el camino. A veces se trata de una pura y auténtica agonía. Pero otras veces es increíble – excitante, sorprendente, liberador, satisfactorio. Algo así como la propia vida.
"A Cool Blue Plenitude"
"I like being an artist. I like not having a job. I like waking up in the morning and not knowing exactly what the day holds for me. I like being my own boss. I especially like being in a position where no one tells me what do (in theory, anyway)."
Me gusta ser artista. Me gusta no tener un trabajo. Me gusta levantarme por la mañana y no saber exactamente qué me va a traer el día. Me gusta ser mi propio jefe. Sobre todo, me gusta que nadie me diga lo que tengo que hacer (teóricamente, al menos).
"Beach Day"
Steve Allrich se graduó en 1980 en la American Academy Art de Chicago, donde estudió con Eugene Hall, pintando retratos y figuras, así como paisajes, siempre del natural.
Ha publicado un libro, “Oil Painting for the Serious Beginner” (Watson-Guptill Publications, NY, 1996), del que ha vendido más de 50.000 copias.
Además, es guionista de cine. Actualmente vive en Santa Mónica (California, EEUU) con su familia.
En el Diccionario de la RAE, junto al adjetivo “tímida” debería aparecer el nombre de Belén. Porque Belén, de doce años, es una de las alumnas más tímidas que he tenido nunca en mis ya largos años de profesión. Sin embargo, y como suele ocurrir en estos casos, intuyo que Belén tiene un mundo interior tan rico y lleno de sorpresas, que el día que lo descubramos en todo su esplendor, nos va a dejar boquiabiertos.
Y, para muestra, … una sirena. Hoy, Belén se ha acercado a mi mesa, y ha depositado sobre ella un examen, que hoy debía devolver firmado por sus padres, “y… un dibujo”, ha dicho tan rápida- y silenciosamente que apenas he conseguido oírla.
Imaginaos mi sorpresa cuando he visto esto:
(Haz click en la imagen para verla mejor)
Si ya le había costado un esfuerzo entregarme esta preciosa sirena, yo ya imaginaba que explicarme la procedencia de la última línea, le iba a costar mucho más. Y, aunque en principio, con un gesto de la mano con el que parecía estar ahuyentando un insecto imaginario de su rostro, me ha hecho saber que sería mejor olvidar ese tema, luego, movida por no sé qué impulso repentino, se ha vuelto a acercar a mi mesa, y me ha dicho, casi en un susurro: “De tu blog. Lo encontré por casualidad… me ha gustado mucho.”
Uno de los cumplidos más bonitos que he recibido. Y una razón más para que esta Sirena siga surcando las aguas…
La OLIVINA es un mineral que se halla en las rocas de origen magmático y que se usa como piedra ornamental. Las Islas Canarias, por su origen volcánico, gozan de una gran abundancia de este mineral, de un hermoso color verde muy suave…
Pero la Olivina también brilla y palpita. Sus frecuencias vibratorias pueden utilizarse para equilibrar, transformar y armonizar nuestro cuerpo, nuestra alma y nuestro espíritu.
Se dice que la Olivina mantiene alejados los malos espíritus, ya que es una piedra protectora del aura. Tiene un poderoso efecto limpiador; libera y neutraliza las toxinas a todos los niveles. Abre, limpia y activa los chakras del corazón y del plexo solar, y permite soltar el "viejo equipaje", enseñando que aferrarse a la gente o al pasado es contraproducente. Disuelve las cargas, la culpabilidad y las obsesiones. Enseña a librarse de influencias externas, promueve la claridad psicológica y el bienestar
Afila la mente. Cura y regenera los tejidos, facilita el funcionamiento del corazón, y colocada sobre el abdomen, ayuda a la madre en el parto.
LA LEYENDA DE LA OLIVINA
Hace muchos años, cuando la tierra de Lanzarote todavía estaba caliente por el fuego de los volcanes, los campesinos hacían vida a la orilla del mar buscando los acantilados y la brisa del mar.
Y era de todos conocidos que las mejores ovejas las tenía Tomás el viejo, que vivía más allá de las Playas de Papagayo, en el macizo de Puerto Mulas. En verano su nieta Olivina, una adolescente de piel morena tostada al sol y de ojos verdes, pasaba con él los días para ayudarle a ordeñar al ganado y en las tareas de la casa. La niña era bastante despistada, pero lo suplía con un especial encanto que maravillaba a su viejo abuelo.
Todas las mañanas, Tomás salía por la vereda del risco y llevaba a sus ovejas a pastar a los lugares más recónditos para que se criaran fuertes y sanas. Pero uno de esos días, el sol de la isla pudo con el hombre y llegó a casa antes de lo previsto con una fuerte insolación. Olivina cuidó de él mientras mejoraba.
A pesar de lo mal que se encontraba Tomás el Viejo, las ovejas debían seguir pastando para no enfermar por las altas temperaturas. Tomás, en otras circunstancias, no habría permitido que Olivina saliera de casa, pero aquel día no le quedaba otra opción. Así que Olivina se preparó, e hizo el mismo recorrido que su abuelo hacía cada día.
Durante el camino, Olivina se entretuvo buscando flores para llevárselas a su abuelo y también en encontrar nuevos y mejores llanos para que pastaran los animales. Pero cuando llegó el momento de la bajada, con el recuento, echó en falta a uno de los corderos. De pronto, lo vio subido en un desfiladero de rocas sin poder moverse.
Apresuró el paso, tentando la caída varias veces y agarró una de las patas del animal, pero éste se asustó y cayó por el precipicio. Olivina estaba totalmente paralizada, pero sabía que debía correr a guiar al resto del rebaño.
Cuando llegó a la orilla del mar se puso a llorar desconsoladamente lágrimas verdes. Lágrimas tan verdes como sus ojos. El mar recogía aquellas amargas lágrimas en forma de gotas, que no se diluían en el agua salada. La estampa fue presenciada por un grupo de gaviotas, que eran en realidad guardianes del cielo de la diosa Timanfaya. Conmovidas por el sufrimiento de la niña, descendieron de los cielos para coger en su pico las pequeñas lágrimas. Acto seguido, Timanfaya las hizo llamar y les pidió que sepultaran en las piedras volcánicas esas lágrimas verdes, que eran sinónimo de dolor.
La magia hizo que piedra y lágrima se unieran formando lo que hoy conocemos como Olivina, mezcla de la piedad de la tierra y la bondad del ser humano.
¿Y tú? ¿También estás dispuesto a ponerte a cubierto, para que el amor no te empape? ¿Ya tienes preparado ese gran paraguas que usan los que sienten que deben protegerse cuando se acerca una “lluvia de corazones”? Si eres uno de ellos… prepárate, porque el 14 de febrero –lo siento por ti- se acerca inexorablemente.
Ve preparando tu expresión más gruñona, y todas esas frases hechas que estamos cansados de escucharte cada vez que se acerca el Día de San Valentín: “Todo esto es para que la gente se gaste su dinero”, “Yo no necesito que llegue este día para demostrar a una persona que la quiero”, “Vaya ilusa-irresponsable: ¡estando como está el mundo!“, “Pues vaya cursilería”, “Tengo cosas más importantes que hacer: a mí no me van esas tonterías”…
Cómo me aburren esos seres grises que deambulan por el mundo. Y cómo se les ve el plumero cuando a ellos, defensores absolutos de la abolición de San Valentines, cumpleaños, nochebuenas y fiestas varias, se les encienden los ojillos cuando en uno de esos días reciben ellos mismos una muestra de cariño de algún “ser traidor” que parece no respetar sus principios, y que se empeña en disipar las grises nieblas que les rodean, iluminándoles con un poco de cariño.
Yo, concretamente, tengo muchos de esos curiosos seres a mi alrededor -que a mí siempre me han resultado, a la vez, extrañamente tiernos. Pero ya nos conocemos: Ellos saben que soy incansable. Probablemente por eso ya ni se molestan en sacar el paraguas protector, porque saben que nunca me cansaré de felicitarles esos días, y de hacerles regalitos. Esos días y cualquier otro día del año. Cuando quiero a alguien, aprovecho cualquier excusa para demostrárselo.
Y, sí: yo celebraré el próximo Día de San Valentín. Quizá haga galletas de canela y chocolate con forma de corazón (sí, muuuuy cursi…), y me sentaré con Marina a hacer tarjetas bonitas para esas personas a quien tanto queremos. Y seguiré esperando con ilusión a Papá Noel cada año, y el 2 de julio de cada año me levantaré con la sonrisa puesta, porque sabré que los que me quieren me tendrán preparada alguna sorpresita. Sabed que estoy dispuesta a celebrarlo todo. Cada día, cada hora.
Y sólo espero que el 2 de julio de mi 90 cumpleaños, todos mis seres queridos estén a mi lado para celebrarlo. Y que el Día de San Valentín de ese mismo año, una mano viejecita y temblorosa me traiga la rosa de siempre, mi preferida, y que me bese con la pasión de siempre. Y me diga, en un susurro: “Feliz San Valentín, guapa.”
Aunque todavía faltan unos días, y teniendo en cuenta que me espera una semana “de aúpa”, que no me dejará mucho tiempo libre, aprovecho hoy domingo, que estoy tranquila en casa, y tengo tiempo suficiente, para desearos…
"Hace millones de años que las flores producen espinas. Hace millones de años que los corderos a pesar de todo se comen las flores. ¿Y no es importante intentar entender por qué ellas se esfuerzan tanto en hacerse espinas que no sirven nunca para nada? ¿No es importante la guerra de los corderos y las flores? ¿No es más serio y más importante que las cuentas de un voluminoso Señor colorado? Y si yo conozco una flor única en el mundo que no existe en ninguna parte salvo en mi planeta, a la que un corderito puede aniquilar de un golpe, así sin más, una mañana, sin darse cuenta de lo que hace, ¿eso no es importante?"
(El Principito)
Con este fragmento de "El Principito" encabeza su blog Gustavo Aimar. Y a partir de ese momento, y desde la primera de sus ilustraciones hasta el último texto con que las acompaña, recorrer su trabajo supone una auténtica delicia. Una nostálgica vuelta a la infancia y un regalo de imaginación y sensibilidad. Os invito a visitarlo.
"Anne"
“Espero no haber vivido inútilmente.”
(Anne Frank, Diario 1942-1944)
"El arca y el diluvio"
"Ilustrar no es solamente ponerle imágenes a un texto. Se vuelve la manera en la que vivo el relato, de acuerdo a mis experiencias, inquietudes y a lo que las palabras me van contando. Miles de imágenes e ideas surgen desde el texto. Es tarea del ilustrador ordenarlas de la manera más expresiva y original posible. Así, el lector queda invitado a recorrer, junto con las imágenes, ese otro mundo posible que ofrece un texto, un cuento o un relato. Pero el lector debe saber que ése es solo UNO de los mundos posibles, ya que hay tantas maneras de ilustrar un texto como ilustradores, escritores y lectores hay en este otro mundo, el que habitamos."
"El pupitre rojo"
Gustavo Aimar nació en General Rodríguez, provincia de Buenos Aires, en septiembre de 1973. Desde 1978 vive en la ciudad de Trelew, en la provincia de Chubut (Patagonia argentina).
Es artista plástico, ilustrador y diseñador gráfico, miembro del Foro de Ilustradores de Argentina.
Su infancia transcurrió entre lápices, dibujando animales, automóviles (conocidos e inventados), y más tarde se animó a retratar figuras humanas.
"Mis primeros maestros fueron los libros, los libros de arte; esos que tienen muchísimas láminas gigantes en color. Recuerdo que pasaba horas mirando esas imágenes, sobre todo de artistas clásicos: Leonardo, Miguel Angel, Botticelli y tantos otros. Ellos fueron mis primeros "maestros", como me gusta decir; con ellos aprendí a dibujar".
"Mascotas"
Con los años, la necesidad de búsqueda y de experimentación se hicieron sentir en el joven artista. Así fue que otros maestros entraron en su vida: Picasso, Klimt, Vermeer, Chagall, Van Gogh, y otros: "Siento que todos ellos están presentes a la hora de trabajar. Fui descubriendo un modo distinto de vivir el arte: la ilustración. Ahora, cuando recorro librerías, después de visitar el rincón de libros de arte, voy corriendo a los libros infantiles.”
"Solamente hago bocetos si se piden y si son necesarios para visualizar una idea, como proporciones, espacios, gestos y cosas así. Por lo general boceto mentalmente."
"Hada"
"En el caso de no haber boceto, como en los proyectos personales, la idea puede ir cambiando en el proceso. Pero es ese primer dibujo el que irá tomando colores y texturas para convertirse en el trabajo final.
Las variables son, por supuesto, infinitas y todo es posible. El fondo, al principio del trabajo, puede ser inmaculadamente blanco o puede que sea un cartón manchado, una hoja de algún libro viejo, una madera, una chapa, cuero, arpillera, etc. Y el trabajo final es lo que es y lo que quedó. Y lo que se verá publicado."
"Gato con macetas y canario"
"Por alguna razón que desconozco, no trabajo digitalmente, ni escaneo ni superpongo cosas sobre los dibujos terminados. Todo se hace sobre la mesa, manchando, recortando, pegoteando, mojando (ésta es la parte cuando el soporte se deforma todo y te querés matar) hasta que seca y recobra su forma original (y yo vuelvo a respirar aliviado). Esta etapa, en la que me involucro con los materiales, es muy importante y la disfruto plenamente. Es tan fundamental como la de buscar "el dibujo"; es probar, buscar y descubrir sin saber bien qué va a pasar."
Abrí este blog el 8 de marzo del 2007. Y que la inauguración coincidiera con el Día de la mujer Trabajadora no fue casualidad.
Por mi condición de madre y mujer que trabaja dentro y fuera de casa, pensaba que el “Mermaid” no iba a tener una vida muy larga, que el día no iba a dar tanto de sí como para atender a tantas cosas a la vez. Y me equivoqué.
Durante este tiempo –casi tres años ya-, me he equivocado muchas veces, pero siempre he seguido adelante. Y no sólo eso, sino que, además, el 8 de mayo del 2009, abrí un segundo blog: “Parsley, Sage, Rosemary and Thyme” (sí, ya sé: un nombre muy largo, pero que mantengo y mantendré a pesar de todo): mi blog de cocina vegetariana, que para mi enorme satisfacción, crece en seguidores y visitas de forma sorprendente.
Y, a pesar de la experiencia con la que cuento ya a estas alturas, mis blogs siguen siendo en muchos sentidos auténticos misterios para mí.
Me resulta misterioso que tantas personas lean mis blogs al cabo del día. Y que, a pesar de no estar visible el cuadro de seguidores, estos vayan creciendo y creciendo incontroladamente.
Y luego está el gran misterio de los comentarios…
Hace algún tiempo, los eliminé por varias razones: Por una parte, sentía que perdía mucho tiempo intentando contestarlos todos. Aquello me suponía una ardua tarea a la que no acababa de encontrar sentido: muchos de los comentarios a los que yo me sentía obligada a responder por una mera cuestión de educación, eran simplemente frases huecas de las que se encuentran a miles en los blogs que pululan por Internet. Y mi precioso tiempo libre, que debía repartir por necesidad, quedaba injustamente mermado para aquellos que quizá más lo merecían. Así que, siguiendo una política de vida que cada vez tiende más a “soltar lastre innecesario” y a ser lo más auténtica posible, acabé retirándolos. Y al hacerlo, me encargué de explicar a mis verdaderas amistades, a las que no querría perder por nada del mundo, las razones de tal decisión, y les rogué que siguieran comunicándose conmigo a través de correos personales. Así lo hicieron, de forma que pronto se estableció sin mediación alguna una selección natural, que me permitió atender con mimo a mis amigos cibernéticos.
Pero varias personas a las que aprecio especialmente me rogaron que devolviera los comentarios a mis blogs. De ese modo, les resultaba mucho más cómodo comunicarse conmigo, y eso, además, les permitía leer los comentarios de otras personas, lo cual enriquecía mucho cada una de las entradas. Los motivos me parecieron muy válidos. Pero sobre todo, por ser quienes eran las personas que me lo pidieron, los comentarios reaparecieron. Y, para mi sorpresa, a partir de ese momento, dejé de recibirlos.
Alucinante.
Y ahora, que he vuelto a quitarlos, me preguntáis por qué. Yo no entiendo nada.
Pero para que veáis que no soy nada cabezota, a pesar de mis antecedentes maños, de los que tan orgullosa me siento, aquí están de nuevo. A ver si esta vez permanecen aquí el tiempo suficiente para que yo al fin descifre “el gran misterio de los comentarios”...
Pero el mayor de los misterios de los que os hablaba antes es que yo, que siempre fui reacia a mantener relaciones a través de esta inmensa red, haya acabado considerando verdaderos amigos a algunos que he conocido a través de mis blogs. Y que esa excelente relación me anime hoy día incluso, a conocerlos en persona, a estrechar su mano, o a abrazarlos, y sentir así que son de verdad, que me miran cuando les hablo, y que hablan, y yo tengo la inmensa suerte de escuchar su voz, al fin.
Y si habéis conseguido llegar hasta aquí, probablemente es que sois una de esas personas por las que merece la pena seguir publicando, y compartir así mis días, y pequeños y grandes retazos de belleza que crece así, al multiplicarse por cada uno de vuestros nombres.
Licenciada en Bellas Artes por la facultad de Bellas Artes de Valencia en 1982. Realiza su primera exposición individual en la Galería Notuno, Ginebra (Suiza), 1988.
Desde 1983 ha colaborado como ilustradora de las revistas Madriz, El Víbora, Metal Hurlant, Marie - Claire, New Yorker, en los suplementos dominicales de los periódicos El Mundo, El País y en la publicación "Mujeres en el Arte".
Oceans take our secrets what we don’t want to see or smell anymore. we feel clean when we throw our past away it will wash we think it will sink it will drift far from this shore it will disappear maybe the fish will eat our words maybe lost or spurned loves will help deep-sea feathery green plants grow
Los océanos se llevan nuestros secretos los que no queremos ver ni oler nunca más nos sentimos limpios cuando descartamos nuestro pasado se lavará pensamos se hundirá flotará lejos de esta orilla desaparecerá quizás los peces comerán nuestras palabras quizás los amores perdidos o rechazados ayudarán a crecer a plumosas plantas de alta mar
"¿Sabes lo que tienes que hacer para encontrarte con una sirena? Bajas al fondo del mar, donde el agua ya ni siquiera es azul, y el cielo es sólo un recuerdo. Flotas en el silencio, y te quedas allí. Y decides que morirás por ellas. Sólo entonces empiezan a salir. Vienen y te saludan, y miden el amor que sientes por ellas. Si es sincero, si es puro, se quedarán contigo y te llevarán con ellas para siempre."
(De "El Gran Azul")
Anne-Julie Aubry
Mensajes a...
mermaidlullaby@gmail.com
Vladimir Kush, "Born of the sea".
La voz apenas.
Pero la voz de esa mujer era la única sirena para el oído turbulento en las sensuales odiseas.
Y me he quedado con la voz de esa mujer -la voz apenas- como se quedan los marinos oyendo el mar desde la arena.
Cuán tristes son los marineros que ansiaron muerte en la tormenta, y junto al mar, un cualquier día, la muerte encuentran en la tierra.
Alberto Ángel Montoya
Laura Medei, "Scarpetta"
El mar es silencio.
“El primer día de travesía Matthieu se dio cuenta de algo que le supuso una verdadera revelación: el sonido del mar igualaba al silencio. Por muy estruendoso que pudiera llegar a ser incitaba a pensar, a sentir, a crear. A cada momento el agua se arqueaba como para embestir, y a veces culminaba el ataque y se deshacía en siseos de espuma, mientras que otras se tranquilizaba y volvía a fundirse en la masa inmensa en cuyo interior todo eran murmullos de algas y miradas de peces que se acercaban al barco con enérgicas sacudidas de la cola.
El mar era silencio. Matthieu pellizcaba un par de cuerdas del violín y respiraba hondo. Tenía la sensación de que, para componer una nueva pieza, le bastaba con estirar el brazo y alcanzar las notas que ya estaban allí, esperándole desde el soplo divino al principio de los tiempos, aquel que llegó cargado de toda la música pasada y futura.”
"Recuerdo haberlo leído, tal vez, en alguna novela de Joseph Conrad. Si en medio de un gran temporal el navegante piensa que el mar encrespado forma un todo absoluto, el ánimo sobrecogido por la grandeza de la adversidad entregará muy pronto sus fuerzas al abismo; en cambio, si olvida que el mar es un monstruo insondable y concentra su pensamiento en la ola concreta que se acerca y dedica todo el esfuerzo a esquivar su zarpazo y realiza sobre él una victoria singular, llegará el momento en que el mar se calme y el barco volverá a navegar de modo placentero."
¿Quién no tomará pluma, ante la luna de hoy? Uejima Onitsura
Habiendo mirado fijamente a la luna, yo parto de esta vida con una bendición. K. No Chivo
Flores en primavera, la luna en otoño, una brisa fresca en verano, nieve en invierno. Si tu mente no está ocupada de cosas innecesarias, ésta es la mejor estación de tu vida. Wu Men Kuan
Me desprendo del abrazo, salgo a la calle. En el cielo, ya clareando, se dibuja, finita, la luna. La luna tiene dos noches de edad. Yo, una. Eduardo Galeano
Yo aquí vine a los límites / en donde no hay que decir nada, / todo se aprende con tiempo y océano, / y volvía la luna, / sus líneas plateadas / y cada vez se rompía la sombra / con un golpe de ola / y cada día en el balcón del mar / abre las alas, nace el fuego / y todo sigue azul como mañana.
Pablo Neruda
En el majestuoso conjunto de la creación, nada hay que me conmueva tan hondamente, que acaricie mi espíritu y dé vuelo desusado a mi fantasía como la luz apacible y desmayada de la luna.
Gustavo Adolfo Bécquer
Hay tanta soledad en ese oro. La luna de las noches no es la luna que vio el primer Adán. Los largos siglos de la vigilia humana la han colmado de antiguo llanto. Mírala. Es tu espejo.
Jorge Luis Borges.
Warwick Goble, "The Mermaid"
Donato Giancola, "Mermaid - The Sun Gazer"
Seguidores
Inma Valderas, "Faro"
Knut Ekwall, "Fisherman and the Siren"
Colette Calascione, "Lorelei"
Nicoletta Ceccoli, "Teardrop pearls"
Nicoletta Ceccoli, "Mermaids"
Warwick Goble, "Fairies on the seashore"
Yvonne Gilbert, "Child Mermaids"
Rafael Estrada, "Sirenas"
Gracias Belky!
Antiguo cartel de una caseta de feria.
Tim Ashkar, "Neptune sporting with a Mermaid"
Buscar en este blog.
Me encontrarás a menudo nadando por estos mares...