domingo, 30 de noviembre de 2008
Muérdago para el amor eterno.
El muérdago es una planta que todos asociamos con las Navidades. Colgada sobre nuestras puertas o adornando el árbol de Navidad, la vemos año tras año, normalmente de plástico, y bien poco o nada sabemos de ella, únicamente que un beso dado a la persona amada, bajo su influencia, nos deparará mucha suerte y amor eterno. ¿Pero os habéis preguntado alguna vez de dónde proviene la creencia de la magia de esta planta?
La leyenda del beso debajo del muérdago nos llega nada menos que de mano del dios de la paz en la mitología nórdica, Balder (hijo de Odín).
Su madre, la diosa Frigg, temerosa de la seguridad de su hijo, hizo que todas las criaturas, el fuego, el agua, el hierro, todos los metales, los pájaros y las serpientes juraran que no dañarían a Balder. Sólo el muérdago no le prometió tal cosa.
Creyéndose invulnerable a todo, Balder ideó un juego: pidió a los dioses que le arrojaran cuantos objetos dañinos quisieran; y ciertamente nada lograba herirlo. Cada uno de los dioses le arrojó un objeto: primero una piedra, una roca, un cuchillo, y así sucesivamente, uno tras otro.
Durante el juego, el dios Loki, que deseaba matar a Balder y había conseguido enterarse, gracias a sus artimañas, de que sólo el muérdago podía dañarle, se dirigió al bosque, cogió una gran rama de muérdago e hizo una flecha (en otras versiones, una lanza), se la dio a Hodur, el hermano ciego de Balder, y le ayudó a disparar el arco. La flecha de muérdago le atravesó el pecho y murió en el acto.
Tras la muerte de Balder, Nanna, la amada de Balder, no pudo soportar perderlo y murió de pena. Esto entristeció mucho al resto de los dioses, que en tributo a esta pasión sin fin, decretaron que cada vez que una pareja enamorada se besara debajo de una rama de muérdago, perpetuarían su amor para la eternidad.
La leyenda del beso debajo del muérdago nos llega nada menos que de mano del dios de la paz en la mitología nórdica, Balder (hijo de Odín).
Su madre, la diosa Frigg, temerosa de la seguridad de su hijo, hizo que todas las criaturas, el fuego, el agua, el hierro, todos los metales, los pájaros y las serpientes juraran que no dañarían a Balder. Sólo el muérdago no le prometió tal cosa.
Creyéndose invulnerable a todo, Balder ideó un juego: pidió a los dioses que le arrojaran cuantos objetos dañinos quisieran; y ciertamente nada lograba herirlo. Cada uno de los dioses le arrojó un objeto: primero una piedra, una roca, un cuchillo, y así sucesivamente, uno tras otro.
Durante el juego, el dios Loki, que deseaba matar a Balder y había conseguido enterarse, gracias a sus artimañas, de que sólo el muérdago podía dañarle, se dirigió al bosque, cogió una gran rama de muérdago e hizo una flecha (en otras versiones, una lanza), se la dio a Hodur, el hermano ciego de Balder, y le ayudó a disparar el arco. La flecha de muérdago le atravesó el pecho y murió en el acto.
Tras la muerte de Balder, Nanna, la amada de Balder, no pudo soportar perderlo y murió de pena. Esto entristeció mucho al resto de los dioses, que en tributo a esta pasión sin fin, decretaron que cada vez que una pareja enamorada se besara debajo de una rama de muérdago, perpetuarían su amor para la eternidad.
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3 comentarios:
Qué hermosa historia, no la conocía, gracias por compartirla y felicidades por el artista en la familia. Saludos
Pd: No es una costumbre aquí lo del muérdago. Lo he vuelto a leer (es un poco triste) no sé si me permitirias ponerlo en mi blog, poniendo la fuente de donde provino.
Pues claro que lo puedes poner. Pero ¿dónde vives? He visto en tu blog lo de "Nauru", pero la verdad es que me parece increíble. ¿Realmente vives allí?
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