sábado, 3 de enero de 2009
Hotel de la Playa.
Cuando yo era un niña, mi familia compró un apartamento en primera linea de la Playa de la Puebla de Farnals, a unos 10 km de Valencia. Por aquel entonces, muy cerca de allí todavía había dunas, casitas de pescadores blancas que olían a mar por dentro y por fuera y abuelos de rostros tostados y manos toscas, sentados a la puerta cosiendo redes.
Queda poco de todo aquello, pero para mí La Puebla guarda siempre el encanto de esos lugares que recorrimos de niños palmo a palmo. El aire que viene del mar todavía me trae el aroma de aquellos veranos de despreocupación e inocencia. Guardo el recuerdo de ese mar como el de mi primer mar, el original, el que he visto y amado luego repetido en tantas y tantos otros mares de mi vida.
Pues bien; así como me van creciendo mis hijos, quiera o no quiera, así también mi playa me está creciendo, se está transformando. Y no quiero perderme esa evolución, esos cambios. No quisiera alejarme y que un día, de pronto, aquella ya no fuera mi playa.
Y, como en la vida pasan cosas muy curiosas, y de todos es sabido que la realidad supera con frecuencia a la ficción, resulta que una pareja de amigos (él es antiguo compañero de trabajo) ha inaugurado allí un hotel. En el paseo de siempre. Justo frente al mar de mi niñez, de mi playa. En el lugar perfecto para disfrutar de un amanecer espectacular. Para respirar el aire del mar a sólo 15 minutos de Valencia.
Fernando y Margarita han creado un espacio amable y luminoso en el que se cuela la luz mediterránea, la sal y el aroma del mar por todos los rincones.
Ayer tuvimos la oportunidad de disfrutar de una deliciosa cena en la más absoluta intimidad del comedor del hotel y de una copita de cava con nuestros amigos.
La modernidad del hotel me recordaba a cada instante que todo avanza, que yo misma formo parte de ese avance, y que los recuerdos son compatibles con los cambios. Y me sentí muy a gusto.
A todos los que vivís cerca o lejos de Valencia, os animo a que vayáis a conocerlo. Ya sea para tomaros una cervecita mirando al mar, en la espléndida terraza. O para pasar una noche casi como si estuvierais navegando, dejándoos mecer por el arrullo del mar. O para deleitaros con una elaborada comida o cena de aire mediterráneo.
O para disfrutar de la compañía de Fernando y Margarita, que han desafiado con valentía a los tiempos de crisis que vivimos y se han lanzado a una fantástica aventura.
Podéis empezar visitando su página http://www.hoteldelaplaya.com/
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2 comentarios:
He tenido el placer de degustar su cocina, todo estaba delicioso, especialmente una de las especialidades, un plato de cochinillo cocinado a 60º durante quince horas. Para chuparse los dedos. Muy recomendable, trato exquisito por parte del personal y la dirección. El hotel me parece precioso, con gran gusto decorativo, líneas sencillas pero con la sensación de estar en casa. Cuando llegue el buen tiempo será un lujo poder tomar una cervecita en su terraza admirando el mar o despertarse en una de sus habitaciones contemplando los espectaculares amaneceres.
Soy de Madrid y siempre busco algo así para mis vacaciones. Lo tendré en cuenta. Gracias.
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