“Muchos de los dibujos de Caspar David Friedrich (Greifswald 1774 - Dresde 1840) se hicieron en hojas de cuadernos que el pintor llevaba consigo durante sus viajes a pie por los caminos de Alemania, por los bosques que hace dos siglos aún debían de conservar el misterio y la sugestión de terror de la naturaleza primitiva: bosques aún no atravesados por anchas carreteras y ferrocarriles, no talados masivamente para abrir paso a la civilización industrial.
Friedrich se detiene a dibujar rápidamente una vista desde una posición elevada y el bosque se ondula sin límites hacia el horizonte; dibuja unas casas de labranza junto a un arroyo o las ruinas de una abadía y tan sólo a unos pasos se cierra la gran arboleda que está siempre como avanzando sobre el claro abierto tan precariamente en ella por el esfuerzo humano. Cada árbol aislado irradia a la vez majestad y amenaza.
Un roble seco se retuerce hacia arriba como un gigante malherido. Un gran abeto es un inmenso templo pagano frente al cual una cruz erigida para alivio y guía de los caminantes ofrece una dudosa protección. En una hoja del cuaderno, con una pluma muy fina, con un lápiz de punta afilada casi hasta quebrarse, dibuja con extremo cuidado un árbol y junto a él otro árbol y otro y otro más, y parece que la mano actúa más rápido a cada momento y que los árboles llenan horizontalmente el papel como un ejército que se aproxima, el ejército alucinante de árboles que Macbeth veía avanzar hacia su castillo.
En el dibujo de cada rama y casi cada hoja hay una voluntad de exactitud tan atenta como la que ponía Durero en reproducir cada uno de los pelos de una liebre, un detallismo de orfebrería gótica, una pasión por apresar el gesto decisivo como la de los dibujos de Rembrandt. "Otorgó a lo familiar la dignidad de lo desconocido", dijo Von Kleist de Friedrich. Anotaba en un cuaderno una formación rocosa o la silueta peculiar de un árbol y ese mínimo detalle visual resurgía años más tarde en un cuadro, como esos recuerdos menores que un escritor guarda sin propósito no se sabe dónde y que mucho tiempo después emergen de la memoria para formar parte del tejido de una novela."
Caspar David Friedrich: arte de dibujar. Fundación Juan March. Madrid. Hasta el 10 de enero. (www.march.es)
Música:
Robert Schumann. Fantasie, Waldszenen, Fantasiestücke, Marsch Nr.2.
Piano: Sviatoslav Richter
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