domingo, 31 de enero de 2010
Familia de luz abisal.
"Nada más cerrarse la estrecha escotilla me envolvió una profunda oscuridad. Mis ojos, aún llenos de la luz exterior, no pudieron distinguir cosa alguna. Sentí el contacto de mis pies descalzos con los peldaños de una escalera de hierro. Al pie de la escalera se abrió una puerta que se cerró inmediatamente tras nosotros con estrépito.
Estábamos solos. ¿Dónde? No podía decirlo, ni apenas imaginarlo. Todo estaba oscuro. Era tan absoluta la oscuridad que, tras algunos minutos, mis ojos no habían podido percibir ni una de esas mínimas e indeterminadas claridades que dejan filtrarse las noches más cerradas.
(…) Había transcurrido ya casi media hora sin modificación alguna de la situación cuando nuestros ojos pasaron súbitamente de la más extremada oscuridad a la luz más violenta. El interior del submarino se iluminó repentinamente, es decir, se llenó de una materia luminosa tan viva que no pude resistir al pronto su resplandor. En su blancura y en su intensidad reconocí la iluminación que producía un magnífico fenómeno de fosforescencia. Reabrí los ojos que había cerrado involuntariamente y vi que el agente luminoso emanaba de …. "
… unos pequeños cuerpos de diferentes colores, una especie de grupo familiar de extrañas criaturas, que iluminaban cálidamente el submarino y transmitían de una forma incomprensible para la mente humana una sensación de protección y de seguridad. Un sentimiento de amor más profundo que los oscuros abismos que nos rodeaban allá afuera, y que ninguno de los allí presentes ha vuelto a sentir nunca con aquella intensidad.
Fragmento de “Veinte mil leguas de viaje submarino” Capítulo VIII, “Mobilis in Mobile”, Julio Verne.
Último párrafo: Ana-Mermaid, después de ver por enésima vez “The Abyss”, de James Cameron y de haber observado fascinada durante un buen rato el precioso regalo de su amiga Yahaira. Los fractales de Yahaira se están convirtiendo, cada día más, en una puerta abierta a la imaginación y a la fantasía.
Estábamos solos. ¿Dónde? No podía decirlo, ni apenas imaginarlo. Todo estaba oscuro. Era tan absoluta la oscuridad que, tras algunos minutos, mis ojos no habían podido percibir ni una de esas mínimas e indeterminadas claridades que dejan filtrarse las noches más cerradas.
(…) Había transcurrido ya casi media hora sin modificación alguna de la situación cuando nuestros ojos pasaron súbitamente de la más extremada oscuridad a la luz más violenta. El interior del submarino se iluminó repentinamente, es decir, se llenó de una materia luminosa tan viva que no pude resistir al pronto su resplandor. En su blancura y en su intensidad reconocí la iluminación que producía un magnífico fenómeno de fosforescencia. Reabrí los ojos que había cerrado involuntariamente y vi que el agente luminoso emanaba de …. "
… unos pequeños cuerpos de diferentes colores, una especie de grupo familiar de extrañas criaturas, que iluminaban cálidamente el submarino y transmitían de una forma incomprensible para la mente humana una sensación de protección y de seguridad. Un sentimiento de amor más profundo que los oscuros abismos que nos rodeaban allá afuera, y que ninguno de los allí presentes ha vuelto a sentir nunca con aquella intensidad.
Fragmento de “Veinte mil leguas de viaje submarino” Capítulo VIII, “Mobilis in Mobile”, Julio Verne.
Último párrafo: Ana-Mermaid, después de ver por enésima vez “The Abyss”, de James Cameron y de haber observado fascinada durante un buen rato el precioso regalo de su amiga Yahaira. Los fractales de Yahaira se están convirtiendo, cada día más, en una puerta abierta a la imaginación y a la fantasía.
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2 comentarios:
Mientras navegaba por Internet, algún viento a favor hizo que arribara hasta tu blog y ahora siento que acabo de encontrar un tesoro. Mi más profundo agradecimiento por toda tu dedicación, no sabes cuanto he disfrutado de lo que publicas, gracias por compartir estos retazos de belleza! Y qué linda sorpresa hallar que habías escogido poetas de estas latitudes.
Sigo maravillándome y dejándome llevar por el encanto de el "Mermaid"
Un fuerte abrazo desde Uruguay y mis saludos a la hermosa Marina.
Gracias por la magia...
Alicia
Alicia: Tu comentario bien vale la decisión que he tomado hace un rato. Precisamente lo que tú vienes a buscar aquí es lo que da sentido a este espacio.
Gracias por expresarlo, además, de forma tan bonita. Y vuelve a darte un bañito a esta playa de sirenas siempre que quieras...
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